Rodeados de escombros, basuras y desperdicios. Éstas son las condiciones infrahumanas en las que viven varias familias de inmigrates rumanos que han ocupado la antigua fábrica de barnices de la carretera de Font d’En Corts.
Desde hace algunos meses, más de una decena de personas malviven en improvisadas chabolas construidas en las inmediaciones de la única fábrica cuyos tabiques todavía perduran en el antiguo polígono ubicado en esta zona de la ciudad.
“La fábrica cerró hace un año, pero desde hace varios meses se ha convertido en un montón de escombros” asegura Tomás Sol, presidente de la asociación de vecinos de Font d’En Corts.
Una imagen que contrasta con la apariencia modernista y cosmopolita que ofrece la Ciudad de las Artes y las Ciencias, apenas separada del barrio por algunas carreteras que unen el nuevo bulevar sur con la huerta. Ante esta situación, la concejal socialista Carmen del Río recordó que el Ayuntamiento “debería ampliar las tareas de limpieza previstas para los barrios del Cabanyal, Canyamelar y Camins al Grao e incluir la limpieza intensiva de la antigua fábrica” ubicada a escasos 500 metros del trazado del circuito urbano.
Los vecinos de la zona lamentan que el barrio esté tan olvidado “teniendo la ubicación que tiene” asegura Vicente Tomás. Por ello han denunciado en diversas ocasiones la falta de atención municipal y han mostrado su preocupación por las condiciones de vida infrahumanas en las que viven los ocupantes de la fábrica.
En este sentido, Del Río ha instado al Ayuntamiento de Valencia para que vele por las condiciones en las que se encuentran estas familias, con un elevado número de menores de edad “malviviendo en dicha edificación abandonada, con evidentes riesgos para su salud e integridad física”
Entretanto, los vecinos de Font d’En Corts conviven con los vestigios de lo que hace algunos años fue una de las fábricas más activas de polígono de la zona.
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