Los barceloneses perciben los problemas relacionados con la inmigración y la crisis económica como los más importantes de la ciudad. El barómetro semestral elaborado por el Ayuntamiento (en base a una encuesta hecha en junio) registra que el 15,1 de los ciudadanos ve ahora como primera preocupación la inmigración, una percepción que se considera relacionada con la situación económica. Además, la suma de las respuestas que citan el paro, las condiciones de trabajo y los problemas económicos, supone el 14,4%. En lugares destacados de las preocupaciones de los barceloneses siguen la inseguridad ciudadana y el acceso a la vivienda. En cambio, ha bajado relativamente la preocupación de medio año antes por los transportes y las infraestructuras.
La primera conclusión del barómetro municipal es que la marcha de la ciudad empeora a ojos de los barceloneses. El 63,1% de los 800 encuestados calificó de “malo” o “muy malo” el estado actual de la economía en Barcelona. No es consuelo que más encuestados consideran malo o muy malo el momento económico en Catalunya (67,1%) y aún más cuando se les pregunta por el conjunto de Esapaña (74%).
La comparación anterior avalaría el diagnóstico del alcalde Jordi Hereu de que Barcelona está mejor preparada para aguantar la crisis, pero no evita que baje la valoración de la gestión municipal. Seis meses antes, el 42,9% la consideraba buena o muy buena. Ahora, es el 39,1% el que mantiene esa valoración positiva.
El teniente de alcalde Jordi William Carnes , alcalde accidental, dijo que la encuesta refleja la “normalidad complicada que vive el país”. Para el concejal Joaquim Forn (CiU) refleja, en cambio, “el fracaso del alcalde Hereu y su gobierno para conseguir generar confianza para superar la actual crisis económica”. El presidente del grupo municipal popular, Alberto Fernández Díaz destacó que “el pesimismo se apodera de Barcelona”.
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